ELLAM ONRU/ELLAM ONDRE (1)

 

Prólogo a la edición tamil original

 

Todas las personas desean la felicidad por encima de todo y evitan a toda costa la desdicha. Esto es aplicable a toda la humanidad por igual. Pero en el orden espiritual más elevado se hace hincapié en la conducta correcta y en soportar pacientemente lo bueno y lo malo que la vida nos trae. Este principio perdura en el tiempo mientras que nuestras relaciones con la gente no. El bien llegará al mundo únicamente a través de nuestra familiarización con este elevado principio. 

Entonces, claro, surge la pregunta: “¿Qué es lo bueno y lo correcto?”. Es una cuestión importante a la que no hemos hallado respuesta. ¿Por qué? Porque lo correcto viene determinado por las circunstancias. Por muy completo que sea un libro, siempre habrá circunstancias que el autor no ha previsto. Por lo tanto, se hace necesario ‘realizar’, alcanzar el estado que nos permita examinar las diferentes condiciones que determinan lo que es bueno.  

Ese estado es solo Uno. No existen otros estados como ese. A pesar de ser único, la gente común lo considera un estado muy extraño y difícil de alcanzar. ¿Es realmente tan extraordinario? Ese estado está muy claramente presentado y enseñado en los Upanishads. En este libro muestro esas mismas enseñanzas tal como yo las entiendo. Considero mi deber hacerlo. No tengo ninguna pretensión de ser original.  

Los seis capítulos están muy estrechamente relacionados entre sí, de modo que un aspecto que aparece en un capítulo puede aparecer en otro. Les animo a que si algún punto de la explicación parece oscuro en una primera lectura, lo intenten de nuevo y se aclarará en una lectura más cuidadosa del mismo. También les digo que podrán encontrar aclaraciones preguntando a los sabios y a los santos.

¡Madre Universal, Maestro verdadero! ¡Otorgadnos vuestra Gracia! 

 

 

 

  (1) El tamil es un idioma que ofrece dificultades en su trascripción al alfabeto occidental. Por eso es que a veces se titula ‘Ellam ONRU’ y otras aparece como ‘Ellam ONDRE’.                                                         

 

 

Capítulo uno

 

LA UNIDAD

 

 

1. Todo, incluyendo el mundo tal como es percibido por ti y tú mismo, el observador, sois Uno. 

2. Todo lo que consideras como yo, tú, él, ella, ello, es sólo uno. 

3.  Lo que tú consideras seres animados e inanimados, tal como la tierra, el aire, el fuego y el agua, son uno. 

4. El beneficio que se deriva de considerarlo todo como uno no se puede conseguir si los consideras como separados. Por tanto, todo es uno. 

5.  El conocimiento de la Unidad de todo es beneficioso para ti y para los demás. Por tanto, todo es uno.

6. Quien razona “yo estoy separado”, “tú estás separado”, "él/ella está separado”, etcétera, actúa de un modo consigo mismo y de otro modo hacia los demás. No puede evitar hacerlo. El pensamiento "estoy separado” es la semilla de la que crecen las diversas acciones relativas a las diferentes personas. Pero la persona que conoce la unidad de sí mismo con los demás, ¿cómo podría dejar de actuar virtuosamente? Mientras existe el germen de la diferencia, florece el árbol de la diferenciación, incluso si no somos consciente de ello. Por consiguiente, deja a un lado la diferenciación. Todo es (el) Uno. 

7.  Hazte esta pregunta: "Si el mundo de los objetos aparece como diferente, ¿cómo podría creer que es uno? ¿Cómo puedo llegar a conocer la unidad de todo? Esta es la respuesta: En el mismo árbol observamos hojas, flores, ramas y frutos, diferentes unas de las otras; sin embargo, son uno porque el árbol los incluye a todos. Lo mismo podemos decir de la raíz y la sabia. De igual modo, todas las cosas, todos los cuerpos y organismos tienen un único origen y un mismo principio vital les da vida. Por lo tanto, todo es uno.  

8. Hombre, mujer, ¿es la afirmación "Todo es uno" buena o mala? Reflexiona. Así como la persona que se considera a sí mismo como los demás y que ve a los otros como sí mismo, ese o esa siempre actúa correctamente, así también, ¿cómo podrá el mal mancillar a la persona que se comporta siempre bien y se considera a sí mismo como los demás y que ve a los otros como a sí mismo? Dime, ¿crees que existe un modo mejor de conseguir el bien que el conocimiento de la unidad? Con toda certeza, no hay un método mejor. ¿Cómo podría alguien amar a los demás mejor que sabiendo que son él mismo? ¿Qué mejor que conocerlos como uno en ese amor de unión, puesto que son uno en realidad?

9. ¿Quién puede disfrutar de la paz mental y la frescura de quien conoce la Unidad? Esa persona no tiene preocupaciones. El Bien general es su propio bien. Una madre considera que el bienestar de sus hijos es el suyo propio.

Aun así, su amor no es perfecto porque ella siente que está separada de sus hijos. El amor de un sabio o un santo que ha percibido la unidad de todo, excede con mucho el amor de una madre. No hay otro modo de conquistar ese amor que conocer la unidad. Por lo cual, todo es uno. 

Debes saber que la totalidad del mundo es tu cuerpo puro y que tú eres la vida inmortal de todo el universo. ¿Hay algún daño en creerlo? ¿Quién teme lo que es inofensivo o inocuo? Ten valor. Los Vedas nos enseñan esta misma verdad. No existe nada que no seas tú. Todo el bien será tuyo. Así es, tú serás el Bien. Lo que los demás tomen de ti, será solo el bien. ¿Quién a sabiendas haría daño a su propio cuerpo o a su alma? Al contrario, cuando el cuerpo tiene una herida purulenta enseguida le aplicamos un remedio. Incluso si el remedio es doloroso, es por bien de la cura. Así también les ocurrirá a tus acciones; serán para el bien de toda la humanidad. Por ese motivo, no te enzarzarás en la diferenciación. Lo diré en pocas palabras: el conocedor de la Unidad actuará siempre como debe hacerlo. Es en realidad ese conocimiento de la unidad lo que le lleva a actuar. No puede errar. Esa persona es Dios hecho visible en el mundo. Todo es uno.   

 

                                                           

                                                                                         Capítulo dos

 

 

1. ¿Quién eres tú? ¿Eres tu cuerpo acaso? Si es así, ¿por qué no eres consciente de la culebra que se desliza por tu cuerpo mientras duermes profundamente? Entonces, ¿cómo podrías ser tu cuerpo? No, no eres eso. Debes ser algo distinto de tu cuerpo. 

 2. A veces sueñas mientras duermes. En el sueño te identificas con otra persona. ¿Podrías ser ese personaje del sueño? Claro que no. De lo contrario, ¿qué pasó con esa persona al despertar tú? No eres esa persona. A veces, incluso te puedes avergonzar de identificarte con ese personaje que apareció en tu sueño. Claramente, tú y él sois diferentes. Tú eres el que se mantiene apartado y lo observa.

 3. Recuerda el estado de sueño profundo sin ensoñación. ¿Quién eres en ese estado? ¿Podría ser esa tu naturaleza verdadera? Con toda seguridad no vas a secundar eso. Porque no eres tan tonto como para identificarte son esa oscuridad total que impide que conozcas tu verdadero estado. Si tu intelecto es capaz de distinguirte de las cosas que te rodean, ¿cómo vas a admitir que eres esa ignorancia o ese vacío? Entonces, ¿cómo podría ser eso tu naturaleza verdadera? No puede serlo. Tú eres el conocedor que sabe que ese estado de densa oscuridad encubre tu verdadera naturaleza. ¿Cómo podrías ser eso que has experimentado y que luego has renegado de ello? Por lo tanto, no eres la densa ignorancia del sueño profundo. Tú permaneces aparte de eso.  

4. Una vez afirmado que no eres el cuerpo físico, ¿podrías ser algo que está alejado de ti? Del mismo modo que no eres el cuerpo denso, tampoco eres nada alejado del cuerpo, ni eres el personaje en el sueño ni la densa ignorancia del suelo profundo. Tú eres diferente de esos tres estados y diferente del mundo.  

5. Esos tres estados se pueden reducir a dos: 

A. El estado en que hay un sujeto y un objeto; y

B. El estado de no-percepción del sujeto. 

El primero incluye los estados de vigilia (despertar) y el sueño, mientras que el segundo representa el sueño profundo. Todas tus experiencias están representadas por esos estados A y B. Ambos te son extraños. Tu verdadera naturaleza es distinta de ellas. 

 6.  Si deseas saber la respuesta, eres turiya, que significa el cuarto estado. ¿Por qué las escrituras hindúes utilizan este nombre? El término es apropiado porque pretende expresar que los tres estados de la experiencia –vigilia, ensoñación y sueño profundo – te son extraños y que tu verdadero estado es el cuarto (turiya), diferente de los otros tres. Si nos imaginamos que esos tres estados –vigilia, ensoñación y sueño profundo– forman una larga ensoñación, entonces el cuarto estado representaría el despertar del sueño. Por ello, es más insondable que el sueño profundo y más despierto que el estado de vigilia. Por lo cual, tu verdadero estado es el cuarto. Eres únicamente eso. ¿Qué es este cuarto estado? Es el conocimiento que no cae en la particularización. Es consciente de sí mismo. Por tanto, podemos decir que el cuarto estado es Conocimiento Puro que no es consciente ni percibe los objetos, pero que es consciente de sí mismo. Quien lo percibe, aunque sea por un instante, una décima de segundo, se ha hecho uno con la Verdad. Tú eres eso.  

 8. A quien ha alcanzado el cuarto estado, ¿qué le queda por realizar? En la práctica, no es posible permanecer para siempre en ese estado de conocimiento no-específico. Después, quien ha alcanzado el cuarto estado despierta en el mundo cotidiano, pero ese mundo ya no es como antes para él. Esa persona se da cuenta que es su propia percepción y realización del cuarto estado lo que resplandece como el mundo visible. Ya no se podrá imaginar el mundo como distinto del Conocimiento Puro. Así, lo que ve en su interior, lo ve ahora en el exterior de una forma diferente. En lugar de la diferenciación que había antes, ahora está establecido en la no-diferenciación. Ahora, él/ella son todo. No hay nada diferente de ellos. Con ojos cerrados o abiertos, por mucho que las cosas cambien, él permanece inmutable. Es el estado de Brahmán. Este es el estado natural eterno. Tú eres el estado por siempre verdadero. 

 9.  No existe nada más allá de ese estado. Las palabras “dentro” y “fuera” ya no tienen sentido para él. Todo es uno. Ni su cuerpo, ni su habla, ni su mente pueden funcionar egoístamente. Su funcionamiento es para el beneficio de todos y todo. Su “yo” fragmentado se ha perdido para siempre. Su ego ya no podrá sobrevivir. Por eso se dice que está liberado aquí y ahora. No vive porque su cuerpo viva, ni muere cuando su cuerpo muere. Es eterno. No existe nada que no sea él/ella. Tú eres esa persona. 

10. ¿Qué es la divinidad? Dios es la gracia divina. ¿Qué es la Gracia? Es la Consciencia sin el ego fragmentado. ¿Cómo se puede conocer ese estado? Sólo se puede conocer al realizarlo, al experimentarlo. Los Vedas elogian a quien ha conocido la divinidad y se ha hecho uno con Dios. Por lo tanto, el mayor bien que podemos rendir es experimentar este estado de divinidad. En realidad, no hay un estado fuera o más allá. Esos estados aparecen sólo en la ignorancia. Para quien posee discernimiento, sólo existe ese estado. Tú eres eso. 

 

  

Capítulo tres

 

DIOS

  

1. Qué es Dios? ¿Quién es Dios? Dios es lo que trasciende todo lo que nosotros vemos. Si trasciende el mundo, entonces ¿no hay relación entre Él y el mundo? No hay ni una partícula que no esté relacionada con Dios. Bueno, ¿qué queremos decir con ‘trascender el mundo’? El mundo nos incluye a nosotros y a todo los objetos que percibimos. Dicho de otro modo, todo lo animado e inanimado forma el mundo. ¿Qué podemos decir de Aquél que creó todos los seres (que creemos superiores) y las cosas inermes? Todo lo que podemos aprehender de la divinidad es que pertenece a la escala más alta de los seres conocidos. Nuestra inteligencia no es capaz de llevarnos más lejos. De modo que nuestro creador es superior a nosotros y no puede ser comprendido o captado por nuestra mente. Por ello en tamil lo llamamos "Kadawul," (3) (Ser trascendental), que quiere decir que sobrepasa el intelecto.  

 2. Entonces, ¿no podemos conocer a Dios? No en toda su grandeza. En cierto modo, ya lo conocemos. Esas gotas de su Gracia que nos llegan, son suficiente para nosotros. No tenemos necesidad de conocer toda su Grandeza. Nos ha hecho llegar una fracción de su Gracia –que nosotros podemos conocer– en cantidad suficiente para erradicar nuestra desdicha. No hay razón para que la divinidad nos revele nada más de su poder que lo estrictamente necesario para rectificar nuestros defectos actuales. En ese sentido, sí está a nuestro alcance. A pesar de ser infinito, en parte se da así a conocer a nuestra mente. 

3. ¿Qué hace a Dios accesible a nuestro conocimiento? El hecho que lo podemos conocer como Sat-Chit-Ananda (Ser-Consciencia-Gozo). El Ser expresa lo que es imperecedero, eterno, lo que existe por y para siempre. Si hubiera de dejar de existir en algún momento, ¿quién podría destruirlo? ¿Quién lo creó? Puesto que observar la naturaleza efímera de todo nos lleva a deducir que todo debe estar presidido por Algo que es imperecedero, ese Ser inmortal es Dios. Su naturaleza imperecedera y eterna es SAT. Y, ¿qué es la Consciencia (Chit)? Consciencia quiere decir conocimiento. Nos referimos al Conocimiento absoluto, no a nuestro parcial conocimiento intelectual. En el Conocimiento puro no se dan errores; ninguna falta mancilla las acciones generadas por él.  Es simple y llanamente Conocimiento. Con frecuencia el Conocimiento puro nos enseña

(3) Kadawul o Kadavul: en tamil, su verdadero significado es:

A) El que tiene el poder de mover todo, y su significado más profundo,

B) el que reside en el yo de cada uno de nosotros.                                                        

diciéndonos: "Tu conocimiento es parcial y equivocado". ¡Qué bella y ordenada es su Creación! La podemos observar hasta en los objetos inertes. Una célebre historia narra el asombro de un ateo al contemplar el orden de la creación diciendo: “¿cómo es que dios pudo hacer la semilla del árbol baniano (4) tan diminuta y que el árbol se haga tan enorme?”. El hecho que la inerte semilla se convierta después en un árbol tan útil implica que existe detrás una consciencia universal o cósmica. Si no, ¿cómo podría un ser inanimado realizar algo que necesita un conocimiento perfecto? ¿Podríamos nosotros hacerlo con nuestro inadecuado conocimiento? No, claramente no. Por todo ello se dice que Dios es también Consciencia.

Por último, ¿qué es el Gozo, la Dicha? Es el estado de existencia libre de todo deseo. Es la Paz siempre colmada. En el caso que Dios se pusiera a desear algo, ¿no le pondría eso a nuestro nivel? Y entonces, ¿cómo podríamos nosotros lograr la dicha de él? Se sigue que Dios necesitaría de otro ser que cumpliera sus deseos. Esto es claramente absurdo. La Dicha implica también un estado de satisfacción. Por eso lo llamamos Ananda. 

Los tres: Ser-Consciencia-Gozo son inseparables; individualmente no tienen valor. Por ello Dios es conocido como Ser-Consciencia- Gozo (Satchitananda). De modo que Dios permanece siempre como lo Trascendente pero está al mismo tiempo al alcance de nuestro conocimiento como Ser-Consciencia-Gozo.

4.  Únicamente quien ha alcanzado el cuarto estado (turiya) y ve todo como uno, sólo esa persona percibe y conoce a Dios como Ser- Consciencia-Gozo. Las palabras no pueden expresar, ni los oídos pueden entender la unión mística de esa persona con Dios; tan solo se puede ‘realizar’ y experimentarlo. Pero existen caminos que nos pueden conducir a esa realización. Podemos hablar sobre ellos, podemos aprenderlos y podemos actuar basándonos en ellos.  

5.  Lo que ‘realizamos’ es Dios. Sin nombre, aunque le damos un apelativo. Sin forma, aunque nosotros le damos forma. Pero no hay nada malo en esto. ¿Hay algún nombre que no le pertenece y existe alguna forma que no sea Suya? ¿Acaso existe algún sonido o alguna forma en la que Él no esté presente? Por lo tanto, en la carencia de un conocimiento verdadero de Dios, puedes llamarle como desees e imaginarlo en cualquier forma para poder recordarlo en tu corazón. Si pretendes conseguir su Gracia sin el más mínimo esfuerzo por tu parte, eso no servirá de nada. Si fuese posible lograr su Gracia sin esfuerzo, entonces todos serían iguales; no habría razón para las diferencias. Dios nos ha mostrado el camino y nos ha dado los medios para llegar. Pon un poco de tu parte, alcanza la meta, sé feliz. Es solo por tu vagancia y egoísmo que esperas alcanzar la Gracia de Dios sin ningún esfuerzo. Lo que vale para todos, vale para ti también. No cejes en tu empeño. Se puede conocer a Dios y realizarlo solo a través de un cierto esfuerzo. 

    (4) En la India el baniano es un árbol sagrado porque en el ardiente sol del subcontinente protege a la gente  con su extensa  sombra.   

6. Existe un esfuerzo superior a todos los demás. En primera instancia, sin embargo, podría parecer menos efectivo y poderoso que la devoción a Dios, adorándole con nombre y forma.  Se trata simplemente del amor hacia todas las criaturas, hacia todos los seres, sean buenos o malos. Si olvidas esto, entonces tu devoción a Dios es una parodia hipócrita. Pregúntate: ¿de qué y cómo puedo servir a Dios?  Si buscas que Dios cumpla tus deseos sin que tú cumplas con tu deber hacia los necesitados, entonces se trata de un acto atribuible a tu egoísmo. En presencia de Dios no hay lugar para el egocentrismo.  Todo lo que tiene lugar en su presencia es generoso y desinteresado. En consecuencia, sabiendo que Dios está en todas partes, hazte devoto de Él. Por una devoción pura, Dios queda ligado a nosotros.

7. Mientras en tu devoción vas otorgando diversos nombres y formas a Dios y mostrando tu amor hacia todos y todo –ya que has comprendido que todos los nombres y las formas son Suyas–, así tu mente irá madurando gradualmente. Del mismo modo que el sabor de una fruta mejora a medida que madura, así también tú podrás reconocer el crecimiento de la bondad y la disminución de la maldad en ti. Con la madurez de tu mente llegará el momento que te encontrarás con tu Maestro o Gurú. No quiere esto decir que saldrás en su búsqueda ni que vendrá a buscarte. En el momento propicio ocurrirá ese encuentro. Todo se mueve según su naturaleza.  Tu buena preparación y madurez hará que os encontréis, que puedas confiar en él/ella, que te done sus enseñanzas correctamente y hará también que tú puedas seguir esas instrucciones. Este es el camino directo para alcanzar a Dios, que es también lograr el cuarto estado (turiya). Continuarás tu camino hasta alcanzar tu meta que es Ser- Consciencia-Gozo, que a su vez es Dios. 

 8.  El camino que te enseñe tu maestro o gurú es directo, definitivo y te encamina a la unidad. Es un sendero muy hollado, natural y libre de dolor. En el camino indicado por el maestro no hay lugar para las dudas ni el miedo. ¿No son el miedo y las dudas las características de un camino en la oscuridad? ¿Cómo te vas a encontrar con ellos en el camino de la Verdad enseñado por el maestro o gurú? La vía misma se comunicará contigo para decirte que estás en el buen sendero. En ese camino futuro, tu única tarea es encontrar a tu maestro/gurú y aprender. Esa vía te resultará familiar porque tu maestro y Dios la han hecho así. Porque tu maestro pasó por ese camino antes que tú. Te mostrará el camino y tú no tienes más que seguirle. Y tú, a tu vez, ¿a cuántos mostrarás el camino? Y, ¿cuántos más pasarán por él? Te lo repito, la duda y el miedo no tienen lugar en la senda de la verdad. Cuando has dado un paso hacia delante, tú puedes dar otro paso hacia atrás. La ayuda del maestro es solo para poder dar el primer paso hacia delante. No tienes que hacer nada para que el maestro te muestre el camino. Debes saber que es el mensajero de Dios enviado a la tierra para revelar el camino a los devotos preparados y que han madurado mediante su propio esfuerzo en cualquiera de los modos citados arriba. Es Dios mismo quien envía a ese mensajero justo en el momento que tú estás espiritualmente maduro. 

 

9. La práctica con fe y devoción durante el periodo de ignorancia la llamamos Bhakti ; esa misma práctica junto al conocimiento espiritual la llamamos Jnana. Existen dos tipos de Bhakti: devoción a Dios con nombre y forma; y la otra es karma, que expresa el amor hacia todos. También existen dos tipos de Jnana: la práctica del verdadero camino mostrado por el maestro se llama yoga y el resultado final lo llamamos Jnana. Creer en algo que no hemos visto y después encontrarlo es algo natural para todos nosotros. Los que de entrada no creen, no podrán encontrar. Por eso, los creyentes lograrán algo en algún momento del camino y los no creyentes no ganarán nada. Incluso se puede ser creyente por la sencilla razón que la fe en Dios no hace daño a nadie. Y de ahí se pueden cosechar los buenos resultados.  El mundo se creó solo para impulsar tu fe. Esta es la finalidad de la creación. Por la fe se puede llegar fácilmente a Dios.

  10.  Aunque no te creas todo lo que se afirma de Dios, cree al menos que “Dios existe”. Esta pequeña semilla crecerá con mucha fuerza. Es tan poderosa que puede negar todo lo demás y llenarlo todo. Es tan potente que no verás nada aparte de Dios, ni siquiera tu yo. Verdaderamente, todo es Dios.

 

Capítulo cuatro

 

PAZ

  

1. ¿Qué es la paz? Aunque el mundo continúa ahí fuera cuando la persona se encuentra profundamente dormida, ¿tiene alguna preocupación respecto al mundo? No, su mente se encuentra tranquila y fresca. Si la mente se mantiene así de calmada cuando se enfrenta al mundo, tomando parte activa en él, eso es la paz.   

2.  Pero, ¿puede la mente mantenerse así de calma cuando el mundo se enfrenta a nosotros? Eso depende de cuánto valor demos al mundo. La mente se inquieta y estresa más cuando están robando nuestra casa que cuando desvalijan la casa de al lado. La pérdida de algo que nos pertenece nos genera más preocupación que las propiedades ajenas. ¿Por qué? Porque nuestra valoración de las cosas va de la mano del placer o la ansiedad que nos generan. En consecuencia, si uno aprende a considerarlo todo por igual, la mente se mantendrá siempre calmada.  O, por el contrario, si creemos que todo nos pertenece y es altamente valioso para nosotros, entonces tampoco habrá lugar para la desdicha.  Porque, ¿qué es lo que la gente lamenta? La mente que sabe que los asuntos del universo están más allá de su capacidad, necesariamente se quedará tranquila. Así también, cuando se siente que no tenemos nada que ver con ninguna cosa y que todo es efímero y transitorio, la mente estará en calma. Así pues, tendrás paz duradera si consideras que todo tiene el mismo valor. Porque la paz depende de nuestra evaluación mental de las cosas. 

 3.  Permite ahora que dé un ejemplo. Un hombre se despierta de un sueño. Su mente se encuentra o bien tranquila o bien agitada según cómo ha sentido o sufrido lo que se desarrolla en el sueño. Pero al despertar, deja de estar afectado por lo ocurrido en el sueño. ¿Por qué? Ya que ahora su mente tiene el equilibrio para valorar todo el sueño con distanciamiento. No le apena que el sueño haya terminado, puesto que sabe que el sueño no dura eternamente y que termina cuando despertamos. Del mismo modo, si la persona se convence que en algún momento se despertará de este largo sueño del mundo, su mente se mantendrá en equilibrio y sin ser afectada. Este es el estado natural. Esto es la Paz. 

 4.  No quiere eso decir que cesará su relación con el mundo. Pero ahora su mente está en paz y fresca. Su comportamiento variará según las circunstancias (como en el resto de la gente). El gran cambio que le ha ocurrido ahora que su mente está en paz es este: su mente ha conocido la verdad y ya no siente apego hacia las cosas, está distanciada de ellas; por consiguiente, permanece en paz. Sus actos, aunque cambien, son siempre ecuánimes; mientras que las acciones del resto de la gente cambian, pero no son imparciales.  Así que esa frescura natural de la mente produce un enorme beneficio no sólo para sí mismo, sino para todo el mundo. La paz nos muestra la senda de la conducta correcta.  

5. Imagina a un hombre con una lámpara o linterna en la mano. ¿Hay algún enfrentamiento entre la luz y las irregularidades y baches del camino? Por supuesto que no. Pero la luz y la oscuridad no pueden estar juntas. La luz hace desaparecer la oscuridad, nos descubre los baches del camino y hace que el hombre camine con cuidado, bien camine hacia delante o hacia los lados. La luz elimina también la razón de quejas tontas del tipo: “Ese trozo de rama se enredó en mi pie” o “Casi caigo en ese bache”. De igual modo, cuando se logra la paz interior, esa quietud hace que la persona ni odie ni se sienta enfrentada al mundo. Más bien, lo que hace es disipar el velo que oculta la verdadera naturaleza del mundo y sus dificultades. Aquellos que carecen de la luz de paz en su mente, la cual nos permite ajustarnos a las diversas circunstancias, esos condenan el mundo como un valle de lágrimas, del mismo modo que la gente expresaba sus quejas sobre los impedimentos en el sendero (visto más arriba). Por tanto, a la persona que ha logrado la paz completa tras comprender que el mundo es un complicado sueño, la gente no debería considerarla como sin relación con el mundo ni desinteresada de las actividades mundanas. En realidad, sólo esa persona está en armonía real con el mundo y solo a esa persona la podemos llamar “un hombre/una mujer de acción”. Así pues, es la Paz la que regula y dirige nuestras obligaciones. 

 6.  El interés y el cuidado del hombre de Paz respecto a las acciones del mundo está en rectificarlas. Si se siente amedrentado por el mundo, ¿cómo podrá reformarlo? Los que desean el mundo y desean sus posesiones están absorbidos por el egoísmo y no son nunca ecuánimes. Si queremos guiar a un ciego al oftalmólogo u oculista, nuestra vista tiene que ser relativamente buena. Así también, quien desea reformar el mundo, debe antes haber percibido su propia naturaleza inmutable respecto al mundo cambiante y de ese modo se sentirá en paz. Estas personas no pueden evitar ayudar al mundo. ¿Podría ser alguien tan duro de corazón como para no levantar a un niño cuando se ha caído y hecho daño? De igual modo ocurre con los sabios y santos que han sabido evaluar correctamente los problemas de mundo para ayudar a la gente. Debido a que se ha distanciado de su mente y su cuerpo, el sabio no se siente inquieto bajo la presión de servir al mundo. Esa persona no soslayará ni los trabajos ni los problemas que acarrea esa tarea. Solamente la paz experimentada verdaderamente puede otorgar semejante valentía y serenidad.  

 7.  La Paz da la falsa apariencia de ser débil. Pero, en realidad, vence a todo y a todos. Sobrepasa a todos en valentía y tenacidad y, a fin de cuentas, el éxito se basa en estas dos cualidades. Incluso si se derrumbara el gran Monte Meru (5), eso solo produciría una sonrisa en el hombre de paz. Un estado así es beneficioso tanto en los asuntos mundanos como en los espirituales. Esa persona posee la verdadera felicidad en el mundo y esa felicidad proviene de la liberación de las ataduras. Paz quiere decir hacer el bien a todos de cualquier manera posible. 

(5) El Monte Meru es una montaña legendaria de la India.

 8.  Existen varios obstáculos a la paz. Están ahí para probarnos. Cuando nos enfrentamos a ellos tenemos que estar bien despiertos y hay que mantener la mente lejos de las sombras generadas por esos impedimentos. Si los obstáculos trituran la delicada flor de la mente, perderá su fragancia, frescura y color. Ya no será útil ni para ti, ni para los demás y ya no podrás ofrecérsela a Dios. Debes saber que tu mente es más delicada que la más tierna flor. Por medio de una mente pacífica llevarás a cabo tus obligaciones para contigo, los demás y hacia Dios. Haz que se mantenga fresca y serena en el ejercicio de todas esas tareas. La Paz contiene todas las bendiciones que tu mente necesita. 

 9.  Rinde culto sin cesar al dios de tu Yo (Atmán) a través de la flor de tu mente. Deja que todas las condiciones mentales contemplen tu devoción. Poco a poco aprenderán a dejar de lado sus travesuras y querrán trasmitirte deleite. A medida que contemplan tu paz, esos modos mentales abandonarán sus caprichos. Continúa pacientemente con tu devoción. Que los caprichos y travesuras de la mente no te lleven a confusión. Al contrario, te aseguro que se calmarán a causa de tu paz. Todo recibirá tu Paz. 

 10. Voy a finalizar con una palabra: la esencia de los Vedas es “Paz”.

 


                                                                                        Capítulo cinco

 

ACCIÓN

 

 1. Todas las acciones son de Dios. Su poder asignó a cada cosa su particular función. Por su poder realizan su función tanto los objetos inertes como los seres vivientes. Todos los actos pertenecen a Dios. 

 2. Todos realizan su trabajo respectivo. Entonces, ¿qué tiene que ver Dios en esto? Contemplemos primero los seres vivos y luego lo haremos con los inanimados. Los humanos somos seres vivientes y sentientes. Veamos a quién pertenecen nuestros actos. Todos deseamos lo más alto y trabajamos para conseguirlo. Pero nuestros logros son muy irregulares. Cuando la meta y el trabajo son idénticos, ¿por qué la diferencia en los resultados? Porque Dios nos hace comprender que la acción es Suya. Si no, serían idénticos. ¿Existe alguien que no desee mejorar su posición? Cualquiera que sea su intención hacia los demás, se debe ser honesto consigo mismo. Incluso gentes que comparten la misma intención, pueden tener condiciones de partida diferentes. Esto se debe a que todas las acciones son de Dios. 

 3.  Todos los seres tienen la misma intención; sin embargo, sus esfuerzos son de diversos grados, como también sus estados. Dicho esto, se nos plantea la pregunta: ¿en qué consiste el esfuerzo? ¿No es solo una imagen o concepto mental? Todos los conceptos mentales tienen el mismo origen: la intención común (de toda la gente). ¿Por qué entonces el concepto de esfuerzo difiere de una persona a otra? También en este aspecto Dios nos hace ver que todas las acciones son Suyas. 

4.  Se dice que, a pesar de tener la misma intención de partida, el esfuerzo de cada cual varía según las capacidades del individuo, pero entonces nos surge esta pregunta: ¿cuál es el origen de esa capacidad particular? Es tanto el cuerpo como la mente. Además, el medio ambiente también puede influir. Antes de realizar un determinado esfuerzo, hay que tener en cuenta todos los factores. Sin embargo, todos esos factores implicados no todos están bajo nuestro control, de manera que el esfuerzo puede no ser adecuado a la tarea. Por consiguiente, todas las acciones son de Dios.    

 5.  Si decimos que el cuerpo, la mente y el medio ambiente se ajustarán progresivamente a la tarea a cumplir, implícitamente confesamos nuestra incapacidad inicial. Eso es tanto como admitir que todas las acciones son de Dios. 

 6.  Planteemos ahora la siguiente cuestión: ¿es bueno o malo que la gente no alcance su meta? Es manifiestamente bueno. ¿Por qué? Porque la mayoría de las metas u objetivos son egoístas. Juzga por ti mismo si el éxito en esos objetivos es para el bien del mundo o no. Quizá te preguntes: ¿no deberían tener éxito los intentos de la gente generosa? Es posible que a primera vista parezcan no egoístas, pero no les faltan imperfecciones. Todo depende del ego de cada uno. Si esa pretendida generosidad ha producido un sentido de superioridad hacia los demás, entonces Dios frustra el intento  y les enseña: “tú eres como los demás”. Por el contrario, quien sigue los dictados de Dios está libre de egotismo y libre de ego. En esa persona no existe la nube del ego que esconde a Dios y por tanto, a través de ellos, siempre resplandece la luz divina. En esa persona que llamamos “hombre de voluntad verdadera” (Sattva Sankalpa) todos sus propósitos se hacen realidad. Dios irradia su luz a través de él/ella. No hay oscuridad en el interior de esa persona. Sólo ellos conocen el propósito divino tal como es. A través de ellos, Dios lleva a cabo el designio de la Creación. Todas las acciones son de Dios. 

 7. Si preguntásemos: ¿existen personas de voluntad verdadera (Sattva Sankalpa)? Y también: ¿por qué el mundo no recibe todas las bendiciones de Dios al completo? La respuesta es un secreto: los sabios y santos, que son conscientes que todas las acciones son de Dios, desean hacérselo saber a todos los demás. No existe un bien más preciado que saber que todas las acciones son de Dios y no nuestras. Este conocimiento lleva consigo todas las bendiciones. Por eso es por lo que los sabios y santos desean instruir a los demás en el conocimiento de Dios. Pero ellos nunca nos dicen: “Conoce a Dios ahora mismo”, sino que con su sabiduría nos enseñan cómo conocer a Dios y nos animan a tener una conducta correcta –hasta ahí llegan, pero no más allá–. Tampoco nos dicen: “Libérate en este momento”. Porque esto no es posible para la gente común. Ni tampoco se dirigen a Dios diciendo: “Libera a la gente en este momento”, puesto que los sabios están libres de ego y reflexionan así: “Dios sabe lo que debe hacer y cuándo es el momento de hacerlo. ¿Qué puedo yo decirle a Él?”. Así pues, ellos solo desean realizar su trabajo, sin tener interés en los frutos y resultados que pueda producir dicho afán. Conocen que solo Dios distribuye los frutos de las acciones. Simplemente observan el curso de los acontecimientos del mundo y calladamente realizan su trabajo, nunca deseando crear un mundo a su manera. Hacerlo así sería una forma de egoísmo. La creación es como debe ser. Todo está en orden. Todas las acciones son de Dios.

 8.  Conocedores que sus acciones están subordinadas a un Poder superior, ¿cómo podrían esperar lograr algo querido para ellos y cercano a su corazón? Ellos llevan a cabo su trabajo como un deber.  Las escrituras dicen: “trabaja, pero no pienses en los resultados”. Así como el enfado se apodera de la persona que ha decidido no enojarse, así también es posible que los sabios y santos de voluntad verdadera (Sattva Sankalpa), viendo las maldades del mundo se queden conmocionados y sin darse cuenta piensen: “Oh, Dios, deseo arreglar esto”. Si lo desean así, entonces ocurrirá de ese modo y el bien prevalecerá en el mundo. Esa ha sido la causa de algunos eventos extraordinarios en el mundo. Estos hechos asombrosos son el resultado de que un deseo especial se filtró en la mente de un sabio o santo. La ley de la naturaleza es así. ¿Quién puede cambiarla? Todas las acciones son de Dios. 

 9. Cualquier cosa que ocurra está en el orden natural de las cosas. Y está bien que así sea. Todo ocurre por voluntad divina. En realidad, no sería equivocado pensar: “Él hace robar al ladrón”. ¿Por qué? Porque cuando le llega el castigo, Él también hace que sufra por el hurto. Así pues, nunca deberíamos albergar malos sentimientos hacia el ladrón. Porque así es el conocimiento de que todas las acciones pertenecen a Dios. No hay que tener mala saña contra el ladrón, pero sí debemos tener aversión al robo en sí. Esta aversión es también el resultado del discernimiento que todas las acciones son de Dios. Porque el mismo ladrón aborrece robar. Si sus propias pertenencias se las robasen, ¿se quedaría de brazos cruzados? Claro que no. ¿Quién no es consciente que la bondad es buena y la perversidad mala? Por lo tanto, la comprensión de que todas las acciones son de Dios crea en el mundo conductas ordenadas en la gente. Nuestro discernimiento no llega más lejos. Es bueno aceptar que es esto lo que sabemos y no más. No hay que preocuparse de lo que está más allá de nuestro conocimiento. También esto es la voluntad de Dios.

 10.  Uno de los frutos del discernimiento que Dios nos ha concedido es comprender que todas las acciones son de Dios. No está en nuestro poder pedir explicaciones a Dios: “¿Por qué actúas así?”. Sabemos que los resultados de nuestros actos no siempre son como deseamos; es por eso que todas las religiones admiten que el ser humano es impotente en ese sentido. Dicho con otras palabras: puesto que nuestro poder es limitado, no podemos más que concluir que todas las acciones son de Dios. Esta ley que se aplica a nosotros, es también de aplicación para los objetos inanimados. Nuestra ley no es superior a la suya. Todo es uno. Incluso quienes no aceptan que todas las acciones son de Dios, tienen que admitir su propia incapacidad. Esto también es un acto divino.

 

 

Capítulo seis

 

EL YO

 

1. ¡Oh ego, todos los males del mundo provienen de ti! Para destruirte los reyes y gobiernos decretan leyes y los sabios y los santos nos dan sus enseñanzas. A pesar de sus esfuerzos desde la noche de los tiempos, todavía estás bien vivo y coleando. Te escondes y luego reapareces una y otra vez. ¿Cómo acabaremos contigo? Pero tu final se acerca. Otro “Yo” ha comenzado a poner fin a tus andanzas. Es el Yo Universal llamado “Yo soy Brahmán” (Ahambramasmi).  

2. ¡Eh! ego, no pienses que tu enemigo es de tu misma ralea. Tú eres transitorio mientras que Él no lo es. Eres engreído diciendo “yo” y estableciendo diferencias entre “yo”, “tú”, “él, ella” mientras que tu enemigo está libre de esa vanidad. Él armoniza todas las diferencias, fundiéndolas todas en Él. Además, tú sientes enemistad hacia Él porque sabes que ha surgido para acabar contigo. Sin embargo, el no guarda malos sentimientos hacia ti. ¿Cómo es esto? Porque cuando Él está, tú no puedes estar presente. Él te considera una de las partes de su cuerpo. Que desaparezcas en su proximidad es consecuencia de tu propia falsedad. Él no piensa en aniquilarte porque en Su visión no cuentas para nada. Por lo tanto, ego, tú eres su enemigo, pero Él no es tu adversario. En pocas palabras, tú eres tu propio enemigo. Es así debido a la codicia con que te pavoneaste ante el gran Dios, como lo haces por todas partes. En ese instante cavaste tu propia fosa. Es debido a eso que el Yo Universal te oscurece al ser tragado y entonces Él resplandece como Luz infinita. 

 3. ¡Eh! ego, la maldad de tus actos no tiene límites. No te sientes satisfecho hasta que te engrandeces por encima de los demás y los otros se rebajan ante ti. Tus deseos no tienen fin: “¿qué título iría bien con mi nombre? ¿Cómo me mostraré como compendio de la elegancia? ¿Por qué la gente no me hace reverencia? ¿Será verdad que todos me obedecen en silencio? ¿Piensan todos que nadie me supera?”. Sin embargo, pobre, ¡qué corta es tu vida! A pesar de eso, ¡qué altas son tus aspiraciones! ¡Cuánto daño haces! Te has engañado a ti mismo creyendo que la felicidad está ahí y en diferenciarte del resto. Te digo que esto no te beneficiará. ¿Por qué? ¿Es que acaso los demás no tienen los mismos derechos? ¿Cuál es tu derecho a la propiedad en cosas que son comunes a millones y millones de gentes? Si esto es así, deja de desear en vano presidir por encima de todos. Por tu fatuo deseo causas el mal a ti y a los demás. Escucha mi consejo de amigo. En verdad, quien tú consideras tu enemigo, es tu amigo en realidad. Él sabe cómo hacerte grande y llenarte de bendiciones. Ríndete a Él. El Yo Universal nunca te trata como enemigo, es más, es tu mayor protector. 

4.  Nunca podrás descubrir lo que tiene preparado para ti a menos que te rindas ante Él. Por mucho que quiera explicártelo, no puedes entenderlo. No es asunto de palabras; hay que experimentarlo. Por descontado, lo que Él hará es elevarte a Su estado. Por tanto, no tengas dudas sobre tu futuro; directamente, ríndete ante el Yo Universal. Siempre tendrás ocasión de alejarte si la dicha no te colma desde el mismo instante en que te rindas. Igual que beber leche comienza con un gusto agradable y termina por quitarnos el hambre y la sed, así también la rendición espiritual comienza con el deleite y termina con la Dicha Perfecta, que está más allá del placer y el dolor. Por consiguiente, sin duda es el Yo Universal (Yo-soy-Brahmán). 

 5.  Tras tu rendición, ¿cuál será tu nuevo nombre?  En realidad, no hay ningún nombre aparte del tuyo. Los Vedas te alaban, el mundo te elogia. Eres tú mismo la esencia de todas las enseñanzas religiosas. Entonces, ¿cuál es tu forma? Todas las formas son tú; no hay una forma que no sea tuya. Los ídolos sagrados colocados en los templos son tú; lo que los Vedas describen es tú; todas las festividades y celebraciones religiosas se realizan para ti. ¿Cómo es tu poder? En tu presencia, el mundo se reactiva. Cada uno es lo que es por tu causa. Dicho brevemente, todas las cosas te glorifican y son testigo de tu existencia. Todo tiene obligación de servirte. Nunca podrías haberte ni imaginado que este es tu estado real. Comienza ya, ahora mismo, deja tu orgullo. El Yo Universal te está esperando. 

6. ¿Quieres despertar de tus sueños o continuar soñando? ¿Cuánto durarán las imágenes de ese sueño? Deja tu vagancia, ¡desperézate y despierta! Lo que ocurre es que estás contemplando tus propias imágenes mentales y sigues produciéndolas más y más. Todo esto es en vano. Averigua quién observa las imágenes. No te engañes y te identifiques con esas imágenes que suben y caen. ¡Despierta! El instante en que despiertes te darás cuenta que despertar es mejor que soñar. ¡Despierta! El Yo Universal desea regocijarse al verte despierto.  

7.  No debes tener temor a que cese el actual sueño del ego. Cuando te despiertes podrás gozar de eso y mucho más.  Ya no te estarás engañando más y lo observarás todo con un distanciamiento alegre.  Entenderás entonces la locura de las apariencias y ya no serán una carga para ti. Durante el sueño las imágenes mentales toman forma. Cuando despiertas te das cuenta que los sueños, sueños son. No confundas el despertar con el sueño. Reconoce el soñar como sueño. Pero para ser capaz de hacerlo, debes alcanzar el estado de “Yo-soy-Brahmán (Yo Universal) y despertar de la ilusión del ego. 

8.  Te estoy instruyendo por tu bien y no por mi propio interés. Si me crees, ponte en acción tomando como base lo que enseño. Por el contrario, si no ves nada bueno en lo que digo, aléjate.  ¿Cómo puedo ayudarte si mis consejos y todas las recomendaciones de los sabios y santos no te hacen mella? Lo digo de nuevo: no hay un estado más elevado que este. Créeme, el discernimiento de la verdad será beneficioso para ti en primer lugar; después otros podrán percibirla a través de ti. Líbrate del orgullo. Comienza ahora mismo. Conoce que el Yo Universal es tu propio yo. 

9 ¡Oh ego!, date cuenta cómo eres un esclavo de todo y por tanto sufres. Tu estado es lamentable. Todos están en tu contra. Cuando exclamas “sólo para mí”, todos los demás contestan también “sólo para mí, sólo para mí”. Cuando afirmas “¡Qué grande soy!”, los demás protestan y dicen “¡Yo también!”. Observa la hostilidad de la gente hacia ti. A causa de los problemas que te crean los demás, tus imágenes mentales se aceleran y multiplican por un millón. ¿No sería mejor que te elevaras sobre ellos y te beneficiaras de la devoción a tu Maestro?  Entonces, tus enemigos querrán ser tus amigos. Si te diriges a los demás y les dices “todo esto es vuestro”, todos querrán ser tus compañeros. Solo hay uno que te puede hacer así de magnánimo y Él es el Yo Universal (Yo- soy-Brahmán).   


 

 

 

 


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